27 de abril de 2009

Gripe Porcina

¿Cuáles son los síntomas de la influenza porcina?

En el hombre, causa síntomas similares a los de la gripe común:

  • fiebre
  • tos
  • congestión nasal
  • doleres musculares

a los que se les pueden sumar:

  • rigidez articular
  • vómitos
  • pérdida de la conciencia
  • y puede llevar a la muerte

Consejos para la prevención de la fiebre porcina en humanos:

A diferencia de lo que pasa con el dengue, acá el vector no es un mosquito, sino que es el mismo hombre el que contagia. Está comprobado que el contagio entre personas del virus se produce a través de las mismas vías que la gripe común, esto es: gotas de Flügge al hablar, toser y estornudar y a través de la saliva.

Si quieren ver qué son las gotitas de Flugge, les recomiendo vean este video:

Debido a esto, se recomienda extremar precauciones de higiene:

  • Evitar saludar con un beso o dando la mano
  • Evitar lugares concurridos (metro, auditorios, escuelas, iglesias, etc.)
  • Usar barbijos o tapabocas
  • Lavarse las manos constantemente con detergente o desinfectante (hipoclorito de sodio o alcohol).
  • En oficinas, call centers y cibercafés se recomienda limpiar teclados y ratones con alcohol para desinfectar.
  • Mantenerse alejados de las personas que tengan infección respiratoria.
  • No compartir alimentos, vasos o cubiertos.
  • Ventilar y permitir la entrada de sol en la casa, las oficinas y en todos los lugares cerrados.

Cómo evitar el contagio de la gripe porcina entre personas:

  • Cubrir su nariz y boca con un tissue o pañuelo descartable al toser o estornudar.
  • Arrojar el tissue a la basura.
  • Evitar usar pañuelos de tela.
  • Lavar manos con agua y jabón siempre, especialmente después de toser o estornudar. Los desinfectantes a base de alcohol son efectivos.
  • Evitar tocar ojos, nariz y boca. Estas son puertas de entrada del virus.
  • Si enferma, permanezca en casa y evite la escuela o el trabajo para evitar que la enfermedad se propague.

IMPORTANTE: El virus de la gripe porcina NO se transmite consumiendo carne de cerdo probablemente infectada, ya que el virus no resiste altas temperaturas como las empleadas para cocinar alimentos.

Tratamiento de la influenza porcina:

En caso de presentar síntomas de gripe o temperatura elevada, acudir a un hospital lo antes posible.

El CDC recomienda el uso de oseltamivir o zanamivir ya que mostraron ser efectivos ante el virus. No se aconseja el uso de amantadina o rimantadina debido a resistencia ante los mismos por parte del virus.

24 de abril de 2009

Programa de alfabetización


nforma UMMEP (Un Mundo Mejor Es Posible) Argentina:
El analfabetismo es un fenómeno particular, solucionable, que deja heridas profundas en los seres humanos, que afecta tanto a los adultos como a sus hijos, ya que ante la imposibilidad de ayudarlos y estimularlos en las tareas escolares, estos niños de hoy, son los potenciales analfabetos del mañana. Si antes la brecha entre un iletrado y un letrado era grande y excluía a los iletrados de innumerables derechos a los que sí accedían los letrados, no podemos dejar de ver lo que sucede hoy en un mundo globalizado en que la
comunicación entre dos personas situadas en extremos opuestos del planeta se hace en pocos segundos a través de Internet.

"Desde hace un año en Argentina se ha generado una gran red de alfabetizadores voluntarios que están trabajando en 400 centros de alfabetización, en 12 provincias de nuestro país, con más de 3.000 participantes en el proceso de aprendizaje.

"Lo hacemos a través de un método de alfabetización audiovisual denominado YO, SÍ PUEDO, que se está aplicando en varios países latinoamericanos, creado por el IPLAC (Instituto Pedagógico Latinoamericano y Caribeño). El mismo consta de 65 teleclases de 30 minutos de duración y en tan sólo 3 meses las personas aprenden a leer y escribir.

"Conformamos una red de más de 60 organizaciones sociales, municipios, ONGs, docentes, sindicatos, parroquias, etc. que voluntaria y solidariamente con UMMEP, organización responsable de la implementación del plan en nuestro país, asumieron la noble tarea de alfabetizar."

Para más información, visitá el sitio Yo, sí puedo (www.yosipuedo.com.ar).

17 de abril de 2009

Educación Popular


Para las actuales y futuras generaciones, Paulo Freire dejó expresada cómo debe ser la escuela actual:

La escuela es… el lugar donde se y hacen amigos, no se trata sólo de edificios, aulas, salas, pizarras, programas, horarios, conceptos…

Escuela es sobre todo, gente, gente que trabaja, que estudia, que se alegra, se conoce, se estima.

El director es gente, el coordinador es gente, el profesor es gente, el alumno es gente, cada funcionario es gente.

Y la escuela será cada vez mejor, en la medida en que cada uno se comporte como compañero, amigo, hermano.

Nada de isla donde la gente esté rodeada de cercados por todos los lados. Nada de convivir las personas y que después descubras que no existe amistad con nadie. Nada de ser como el bloque que forma las paredes, indiferente, frío, solo.

Importante en la escuela no es sólo estudiar, no es sólo trabajar, es también crear lazos de amistad, es crear un ambiente de camaradería, es convivir, es unirse.

Ahora bien, es lógico… que en una escuela así sea fácil estudiar, trabajar, crecer, hacer amigos, educarse, ser feliz.

Paulo Freire.

13 de abril de 2009

14 de abril: "Día de las Américas"

Todos para todos


La unión de los pueblos de América fue un deseo largamente esperado que se concretó formalmente el 14 de abril de 1890. Hoy, 21 naciones americanas celebran aquel trascendente paso y reafirman sus ideales de paz y solidaridad.
El 14 de abril de 1890, en la primera Conferencia Internacional Americana realizada en Washington, fue creada la Unión Internacional de las Repúblicas Americanas, institución que se transformaría en 1948 en la Organización de los Estados Americanos (OEA), que es actualmente el organismo regional más antiguo del mundo. En conmemoración de aquella fecha es que en 21 países se celebra cada 14 de abril desde 1931 el "Día de las Américas": Argentina; Bolivia; Brasil; Chile; Colombia; Costa Rica; Cuba; Ecuador; El Salvador; Estados Unidos; Guatemala; Haití; Honduras; México; Nicaragua; Panamá; Paraguay; Perú; República Dominicana; Uruguay y Venezuela.

Este día fue establecido por las naciones americanas para reafirmar cada año los ideales de paz, justicia, soberanía y solidaridad dentro del continente. Pero la intención de crear una unión entre todos los estados americanos, en procura de sostener estos ideales por medio de la cooperación, estuvo desde el origen en la mente de muchos hombres trascendentes de América, como por ejemplo Simón Bolívar, que ya en 1826 convocó a todas las naciones a un Congreso realizado en Panamá.

Pasaron muchos años hasta que finalmente quedaron plasmados los principios que guiaron a los libertadores y a todos los hombres luchadores por la paz y la independencia en América. El 30 de abril de 1948, los veintiún países suscribieron en Bogotá (Colombia) la Carta que estableció la OEA. Allí se determinaron sus propósitos esenciales: afianzar la paz y la seguridad del continente; consolidar la democracia, respetando el principio de no intervención; promover la igualdad jurídica de los Estados; alcanzar la solución pacífica de controversias y actuar en cooperación para el desarrollo económico, social y cultural.

A partir de allí, la evolución fue constante, y el creciente interés por ciertos asuntos dio nacimiento a varios organismos de actuación dentro del propio seno de la OEA, como la Organización Panamericana de la Salud y diversos institutos creados para el fomento y cooperación en temas como la agricultura, geografía o historia.

Más allá de lo institucional, es este día una muy buena oportunidad para incrementar en los alumnos la conciencia acerca de la diversidad de pueblos y culturas en las naciones americanas, promoviendo en ellos el respeto, la comprensión y el espíritu de unión por sobre las diferencias, para que el pueblo americano sea un sano emisor de influencias positivas al resto del mundo, como lo soñaron nuestros próceres.

4 de abril de 2009

02 de abril: "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas". "Recuperación de las Islas Malvinas" (2º parte)

Asignaturas pendientes...

Nadie discute hoy, ni ha discutido nunca, el justo reclamo argentino de soberanía que la República Argentina mantiene sobre las Islas desde 1833. Pero eso nada tiene que ver con el análisis descarnado de lo ocurrido en 1982. Durante mucho tiempo se ha preferido eludir la autocrítica de la derrota, de la que nadie quiso hacerse cargo. Galtieri y recientemente el almirante Jorge Anaya murieron sin haber hablado, sin enfrentar sus responsabilidades políticas y militares. Ninguna guerra es buena, pero ésta, por la improvisación e incompetencia, fue peor.
Al margen de los errores tácticos y estratégicos que definieron la suerte de la guerra, lo que aparece como inaudito son los injustificados malos tratos, las crueldades de algunos oficiales y suboficiales hacia sus soldados: por ejemplo, “estaqueos” durante horas en la turba mojada, con temperaturas bajo cero. En su gran mayoría eran castigos por robar comida. Teníamos hambre, porque la imprevisión y la incompetencia eran tales, que a pesar de que “invadimos” unas islas semidesiertas, estábamos al lado de nuestras costas y permanecimos allí 30 días hasta que llegaron las tropas inglesas y empezaron los combates... ¡no había casi comida!.
El genocidio iniciado por los militares y sus apoyos civiles con el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, continuó de algún modo en Malvinas. La misma crueldad, la misma incompetencia, el mismo desprecio por la vida ajena, la misma cobardía. En Malvinas, los militares cometieron aberraciones progresivamente denunciadas por quienes las sufrieron en carne propia: tortura física y psicológica; traición. Con alguna otra excepción, sólo la valentía y capacidad técnica de los pilotos de la Fuerza Aérea quedan fuera de estas calificaciones.
La derrota fue tan dura para la Junta Militar, que se vio obligada a nombrar a una Comisión Investigadora. Un digno general de la Nación, Benjamín Rattenbach, elaboró en 1983 un informe, a pedido de la Comisión de Análisis y Evaluación Político Militar de las Responsabilidades del Conflicto del Atlántico Sur. El informe califica la Guerra de Malvinas como una “aventura irresponsable”. Señala que cada arma funcionaba por su cuenta, que carecían de preparación y que la conducción estuvo plagada de errores. Sobre esta base, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas condenó a Galtieri a 12 años de reclusión con accesoria de destitución; al almirante Jorge Isaac Anaya a 14 años de reclusión con accesoria de destitución y al brigadier Basilio Arturo Lami Dozo a 8 años de reclusión. En cambio, quedaron absueltos, por prescripción de los delitos, los jefes militares Osvaldo Jorge García, Helmut Conrado Weber, Juan José Lombardo, Leopoldo Alfredo Suárez del Cerro, Mario Benjamín Menéndez y Omar Edgardo Parada. En 1988, al cabo de la revisión en segunda instancia civil y federal de la condena a Galtieri y demás responsables militares, un tribunal ratificó las condenas por los delitos cometidos unificándolas en 12 años sólo para los tres máximos jefes militares. No hubo otros condenados por responsabilidades en la Guerra de Malvinas. Finalmente Galtieri, Anaya y Lami Dozo fueron indultados en 1990 por el presidente civil Carlos Saúl Menem.
Militares que cometieron violaciones de los derechos humanos como tortura, tortura seguida de muerte, (Art. 144 del Código Penal) y robos, homicidios y delitos conexos cometidos como miembros de una organización delictiva dirigida por las juntas militares que gobernaron durante el llamado "Proceso", cobran pensión actualmente como ex combatientes de Malvinas. En algunos casos no se los juzgó o se los absolvió; en otros se los indultó o sus procesos se cerraron a causa de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida.
Entre los absueltos figuraba el entonces teniente de navío Alfredo Ignacio Astiz, miembro de los primeros comandos enviados a las islas Georgias del Sur, vecinas de las Malvinas y también bajo ocupación británica. Astiz se rindió con su tropa al enemigo sin efectuar la debida resistencia; fue capturado y remitido a Gran Bretaña. De regreso en el país y ya en democracia, fue juzgado en Argentina y condenado (en ausencia) en Francia por participar de secuestros y desapariciones durante la dictadura, entre ellos el de dos monjas francesas y de miembros de Madres de Plaza de Mayo. Otra de sus hazañas, realizada el 27 de enero de 1977 en la localidad de Palomar, cuando encabezaba un grupo de tareas que operaba en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), consistió en balear por la espalda a la adolescente sueca Dagmar Hagelin, cuando ésta corría asustada sin ofrecer resistencia. Estos actos de “valentía” en el servicio no los repitió Astiz en Malvinas: es conocido que ante el primer disparo del enemigo alzó la bandera de rendición y se entregó junto con su tropa.
El descarnado informe del general Rattenbach fue silenciado por sus camaradas, que no quisieron hacerse cargo del debate y sumir una autocrítica sobre lo ocurrido. Tampoco por los gobiernos civiles. Sólo fue publicado en una edición del Centro de Soldados ex Combatientes de Malvinas de La Plata (CECIM). Como dice el escritor Osvaldo Bayer, autor del prólogo: “Malvinas es la única guerra del mundo donde murieron los soldados y se rindieron todos los generales, almirantes, brigadieres, coroneles, vicealmirantes, contraalmirantes, mayores, capitanes, sargentos, cabos primeros”.
Todos esos heroicos militares van muriendo en la cama, poco a poco, gozando de pensión completa. El cinismo continuó con la democracia, cuando se empezó a inaugurar monumentos a los “Héroes de Malvinas”, mientras los ex soldados comenzaban a suicidarse. Los “héroes” en realidad fueron víctimas. Mientras oficiales y suboficiales siguieron cobrando sueldos, pensiones y retiros al margen de su responsabilidad en los hechos de la guerra (y en otros hechos, durante la represión dictatorial), los “soldaditos” en un primer tiempo tuvieron que salir a mendigar.

La sociedad argentina jamás será justa; un país no será distinto, previsible, lógico y pacífico si no condena la impunidad y a quienes violan la Constitución y los Derechos Humanos. Los argentinos necesitamos ganarle a nuestra propia guerra, esa que deambula en nuestra mente y que nos acecha. Malvinas exige que se castigue a todos los culpables, que se proteja y asista a los ex combatientes. Que se recuerde tanto a los que murieron en las islas, como a los que volvieron y, como consecuencia de la indiferencia y el olvido, se quitaron la vida.

02 de abril: "Día del Veterano y de los Caídos en la Guerra de Malvinas". "Recuperación de las Islas Malvinas".

Malvinas: una herida abierta.

Encubrimiento de una gran vergüenza nacional.


La guerra de Malvinas es una parte de la historia reciente argentina de la que poco se habla. Los datos y testimonios reunidos a lo largo de un cuarto de siglo han logrado quebrar el silencio oficial y poner al descubierto un hecho espeluznante: durante la guerra los soldados argentinos no sólo tuvieron que combatir al enemigo, sino al hambre, el frío y la inaudita incompetencia, cobardía y crueldad de sus propios jefes militares. Lo que vino después, el regreso, la posguerra, estuvo determinado por la indiferencia de una sociedad traumada por su irreflexivo apoyo a la dictadura y el silencio y el olvido impuesto por los militares. Volver fue el comienzo de un doloroso camino para una gran cantidad de soldados sacudidos por el horror vivido y por el porvenir, que ya no sería el mismo.
De alguna forma se combatió a los ex combatientes, dándoles la espalda, obligándolos a la marginación, sepultándolos en el olvido, la indiferencia. Resultado: a la fecha los ex combatientes suicidados llegan a 400, mucho más que los 267 muertos en combate. Los que aún viven padecen distintas afecciones, de graves consecuencias, englobadas en la denominación “Trastorno de Estrés Postraumático”...
La indiferencia social posterior al conflicto contrastó con el fervor patriótico que el 2 de abril de 1982 generó el anuncio de la “recuperación” de las Islas Malvinas, en boca del dictador Leopoldo Galtieri. La Plaza de Mayo de Buenos Aires, teñida de color celeste y blanco, se colmó de miles de ciudadanos, entre ellos muchos reconocidos dirigentes políticos y sindicales. Aclamaban a Galtieri, quien decía: “si quieren venir que vengan, les presentaremos batalla”.
Al final de la guerra, el 14 de junio, todo cambió de golpe. Tras la derrota, esa misma gente trató de incendiar la casa de gobierno, echó a Galtieri del poder y no quiso volver a hablar de Malvinas. El final del conflicto cerró el capítulo de la dictadura y fue un factor decisivo para la reinstauración de la democracia, pero en cuanto a la guerra, la sociedad no se hizo cargo de sus responsabilidades.
Las autoridades y la sociedad se comportaban como si los soldados fuesen los responsables de la derrota. Hubo un acuerdo tácito para olvidar la guerra, esconder a los que regresaban y borrar de las mentes lo vivido. Para obtener la baja militar, los oficiales hicieron firmar a los soldados una declaración jurada, en la que nos comprometíamos a callar y por ende a olvidar. Hablar de la guerra, de lo ocurrido durante la guerra, fue lo primero que nos prohibieron. Así, el dolor, las humillaciones, la frustración, el desengaño, la furia, quedaron dentro de cada uno de nosotros hasta tornarse insoportables en muchos casos. Es que hablar, contar, era el primer necesario paso para exorcizar nuestro infierno interior y empezar a curar las heridas. Pero no se podía, eran cuestiones de Estado. De modo que el regreso fue cruel, en silencio, a escondidas, como si fuésemos un grupo de cobardes. La bienvenida quedó para el hogar.

2 de abril de 1.982: La Guerra de las Malvinas

La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur (en inglés Falklands War) fue un conflicto armado entre la República Argentina y el Reino Unido que tuvo lugar en las islas Malvinas, Georgias del Sur y Sándwich del Sur. La guerra se desarrolló entre el 2 de abril, día de la invasión de las islas por parte de las Fuerzas Armadas de Argentina, y el 14 de junio de 1982, fecha de su rendición, lo que conllevó la reocupación de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido.
La causa inmediata fue la lucha por la
soberanía sobre estos archipiélagos australes, tomados por la fuerza en 1833 y dominados desde entonces por el Reino Unido, algo nunca aceptado por la Argentina que los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio; de hecho, considera que se encuentran ocupados ilegalmente por una potencia invasora y los incluye como parte de su Provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur.
El coste final de la guerra en vidas humanas fue de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños.
Políticamente, en la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la
junta militar que gobernaba el país; en el Reino Unido, por su parte, la victoria en el enfrentamiento ayudó a que el gobierno conservador de Margaret Thatcher lograra la reelección en las elecciones del año 1983.