19 de octubre de 2008

Breve reflexión: ¿Teoría vs Práctica?. Cambiar la historia depende de nosotros. 3º Parte.

La educación implica curiosidad porque es esta característica la que direcciona al ser humano en un proceso de búsqueda de respuestas para eso que no entiende o desconoce. Sin esperanza no puede haber búsqueda.
¿La curiosidad es una característica privativa del hombre?, ¿es parte del ingrediente genético con el que nacemos como especie?. La sabiduría popular nos puede responder fácilmente esto: no, no es sólo de los humanos, sólo basta recordar el dicho: “La curiosidad mató al gato”, o la experiencia: ¿Quién no ha visto a los monos haciendo gala de su curiosidad en el zoológico?. Puede ser no sólo del hombre, pero sí es primordial para que los alumnos pueden acceder a los objetos cognoscibles. Es prioritario entonces no coartar, limitar o castrar la curiosidad de los niños, ya que ésta es su gran herramienta de motivación para explorar y conocer su medio. No es difícil cometer este error, basta un chitón, una mala palabra y la próxima vez el niño no se va a atrever siquiera a preguntar. Lo que sí es necesario aclarar es que no se castra la curiosidad del niño si es que se le enseña a asumir los límites de su libertad, o sea, determinar que existen momentos para preguntar y momentos para abstenerse; en otras palabras, sin límites no hay libertad como tampoco hay autoridad. En definitiva, se debe cautelar por la sana curiosidad de los niños, pues son capaces no sólo de preguntar sino opinar también, y así se activa la máxima: “Quien enseña, aprende al enseñar y quien aprende, enseña al aprender”, por ello no se puede prescindir de la curiosidad. Gracias a la capacidad crítica y afectiva, se puede leer en los ojos de los alumnos y en su expresión corporal el nivel de recepción real de lo que se está enseñando Por otro lado, es primordial aprender a escuchar, pues escuchando es como se aprende a hablar. Escuchar implica siempre no discriminar.
"Todos nosotros sabemos algo, todos nosotros ignoramos algo; por eso aprendemos siempre". Siempre hay algo nuevo que aprender de los educandos y algo nuevo que enseñarles. Para mí el saber no ocupa espacio y, en la medida que enseño lo que sé, me siento más generosa y más humilde (espero no usar mal esa palabra), más humana, más ser humano; algo de mi saber habré dejado y algo más habré aprendido.El camino de la verdadera y permanente formación es reflexión sobre la propia práctica. Nos permite mejorar, asumir disponibilidad para el cambio (en cuanto a conocimientos y a emociones); asumirse como ser social e histórico, como ser pensante, comunicante, transformador, creador, realizador de sueños, capaz de sentir rabia y enojo, porque es capaz de amar.

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