19 de noviembre de 2008

El fracaso de la educación actual (3º parte).

¿Educa la televisión?.
Los padres y la escuela eran hasta hace poco tiempo los referentes en la educación de los hijos. Sin embargo, con el desarrollo de los medios de comunicación sociales y su llegada masiva a todos los hogares, interviene un nuevo factor de importancia que influye extraordinariamente en las relaciones entre los individuos, en las conductas sociales, en el entorno familiar y, por consiguiente, en la mentalidad de los niños y jóvenes y su educación.
La televisión es una herramienta magnífica tanto para formar cultural y espiritualmente a la persona, como para lo contrario. Todo depende del medio social en el que se sitúe. Si estamos en presencia de una verdadera vida comunitaria donde lo importante no es el individuo, sino la persona y la tradición cultural que ésta representa, la televisión transmitirá contenidos acordes a los valores espirituales y éticos que definen esa comunidad. Si por el contrario, estamos en una "sociedad" (es decir, un agregado contractual de socios) individualista por definición y economicista, lo que se buscará es la máxima audiencia a toda costa recurriendo a lo chabacano, al morbo y al sensacionalismo.
Desgraciadamente es esto último lo que padecemos. Un rápido repaso a la programación -y contraprogramación- de las cadenas televisivas, sean públicas o privadas, nos muestran que los contenidos que más abundan son aquellos que inciden en lo sórdido, el mal gusto, la exaltación de lo desagradable, la violencia absurda y gratuita, y la llamada "telebasura". Una ínfima parte se dedica a programas que aportan contenidos culturales y de formación; no son "rentables". Todos los intentos de los canales de TV para una "autorregulación" de los contenidos de las emisiones no han sido más que pura estrategia de marketing para quedar bien ante las asociaciones de padres y salvar su "reputación" de garantes de las libertades y derechos democráticos.
Estando las cosas así, un modelo educativo que insiste en que los jóvenes son "artífices" de su propia educación, será una catástrofe teniendo en cuenta la gran influencia que ejerce la TV -de forma explícita ó subliminal- en sus comportamientos y actitudes. No es de extrañar que las sociedades democráticas, las cuales exhiben como sus pilares fundamentales la tolerancia y el respeto, presenten grados tan altos de agresividad social. Esas angustiosas llamadas a la solidaridad no son más que el canto de cisne de una sociedad urbana convencida de su falta de sentido y ausencia de futuro.
La "personalidad" que muestran gran parte de los adolescentes y jóvenes es una consecuencia clara de la influencia del "modo de vida" americano (músicas, ropa, conductas, etc.) impuesto a través del cine fundamentalmente. Si antes el referente de identidad que tenía un niño eran sus padres, ahora, en gran manera, y sobre todo en épocas especialmente difíciles como la adolescencia, ese referente se traslada a los personajes que salen en la TV. Aterrador...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es un desastre la televisión ahora!!!Habría que prohibir que programas como el de Tinelli estén en un horario que se sabe los niños todavían miran la tele!!!Lo de protección al menor es puro verso!!!